domingo, 22 de abril de 2012

COMIENZOS DEL CINE LATINOAMERICANO


LOS COMIENZOS
 El cinematógrafo casi como lo conocemos hoy tiene su partida de nacimiento fechada el 28 de Diciembre de 1895 y no tarda mucho en llegar a nuestras costas, primero como una forma de expansión capitalista y rápidamente adoptado como curiosidad y entretenimiento por el público americano. Su desarrollo en América Latina se vio condicionado por similares problemas económicos y sociales. México, Brasil y Argentina tuvieron posibilidades de destacarse frente al resto de la región y durante las dos primeras décadas del siglo XX generaron productos semejantes a los europeos en cuanto a calidad estética y tecnológica. Los pioneros muchos de ellos extranjeros inmigrantes fueron abriéndose paso a fuerza de coraje e intuición ganando en experiencia y acercando a una importante masa de espectadores que, primero encontraron en el documental una nueva forma de esparcimiento e interpretar la realidad y en la ficción las pautas culturales a seguir 2 legitimadas por la institución civil o espiritual. 

ARGENTINA:
El 18 de julio de 1896 se produce la primera proyección cinematográfica en la Argentina. En América Latina también y prácticamente en forma simultánea se dieron a conocer los primeros juegos ópticos, los dioramas y las linternas mágicas. Una sala de “Diorama”, cuentan las crónicas que existía en Buenos Aires, con precisión en la calle 25 de Mayo Nro. 11, hacia 1838 el público podía apreciar los “cosmoramas” donde se mostraban grandes láminas en colores. Este lugar se llamaba Teatro del maquinismo, al igual que los “Panoramas”, procedente del griego, y que significa “visión global”, que en 1781 Philippe-Jacques de Loutherbourg diera a conocer en Londres o los “Dioramas” de Louis Jacques Daguerre; estos espectáculos eran artificios que unían los efectos que producían grandes paneles de telas pintadas, 21mts. por 12mts., en algunos casos traslúcidos que conjuntamente con el uso de espejos e iluminación variable envolvían a los espectadores creando una gran sensación de realidad.

El cine mudo argentino tiene su expresión más genuina en la figura de José Agustín Ferreyra un autor, director, músico y escenógrafo que fue el decano de los directores argentinos. Realizó 42 películas desde “Una Noche de Garufa” (1915) hasta “La Mujer y la Selva” (1941) No solamente que fue aquel que hizo la transición con todo éxito desde el cine silente al sonoro sino que hizo trascender nuestras películas hacia el exterior, un artista que desde la intuición y el conocimiento del gusto popular supo interpretar los deseos de sus espectadores.

MÉXICO:
El “Porfiriato” marcó, por lo menos durante las primeras dos décadas, el comienzo y la evolución del cine. Porfirio Díaz, militar y político mexicano, fue presidente de la República entre 1876 y 1880; 1884 y 1911. La Revolución Mexicana iniciada por Francisco I. Madero da por tierra con todas las esperanzas de Díaz por mantenerse en el poder. Estos sucesos se ven plasmados en gran parte del cine silente mexicano ya que primero por los valores afrancesados de su aristocracia conservadora se encuentra en el cine una forma de estar a la moda.

“El período 1917-1920, que se desarrolla bajo el signo de la influencia europea, es el más brillante dentro de la historia del cine mudo mexicano. Cabe deducir que llegan a realizarse más de diez películas de largo metraje anuales y sus productores se esfuerzan por superar un nivel artesano creando en torno suyo verdaderas compañías fuertes y duraderas. En 1917, incluso, se fundan dos estudios, los de Azteca Films, S.A., en la esquina de Balderas y Juárez, y los de Manuel de la Bandera (productora Quetzal) en Puebla 223. 6 Este impulso comienza a generar una serie de películas donde predomina el género melodramático no siempre de tono trágico sino que con ribetes de comedias costumbrista. El nuevo lenguaje que impone el cine aun silente a través del montaje, diferentes tamaños de planos, movimientos de cámara refuerzan el valor dramático que el melodrama impone desde los escenarios teatrales dirigiéndose a un público que también prefiere desprenderse del teatro fotografiado.

BRASIL:
Los rasgos particulares de los comienzos del cine están dados básicamente por el desarrollo a partir de dos polos: Río de Janeiro a donde llegan los operadores franceses en 1896 y San Pablo donde la primer función tuvo lugar en 1897 pero fuera de estos dos importantes centros y a diferencia de México y Argentina las localidades alejadas de estas dos ciudades se mantuvieron ajenas a ese invento prácticamente durante la primer década del siglo XX. En Río de Janeiro capital, en ese entonces, del Brasil se construyeron las primeras salas apropiadas para el cinematógrafo a partir de 1907 y una serie de realizadores como Antonio Leal, Julio Ferrez y Alberto Botelho comienzan a filmar películas de corta duración que incluyen la reconstrucción de crímenes o con el recurso de la sincronización con discos, o el “play back” detrás de la pantalla, filmes musicales relacionados con el Carnaval Carioca”.

 La importante cantidad de habitantes hizo del Brasil un país muy apetitoso para las industrias europeas y norteamericanas y así lo inundaban con sus productos. Quizás mucho más que en otros países de la región la dependencia con el cine europeo y norteamericano fue mucho mayor.

“Tras la primer guerra mundial, que provocó la perdida para Europa de la explotación mundial de películas y el incontenible ascenso del nuevo Hollywood, repercutió en Brasil con su penetración intensa. Los primeros circuitos nacionales como el de Serrador, que llego a tener más de 150 salas, fueron paulatinamente absorbidos por los sellos americanos con sus redes poderosas de filiales: Paramount fue el primero, en 1916, y en pocos años completaron los demás sus filiales en todo el país. “En 1924-escribe Wilson Cubade 1.477 filmes censurados en Río, 1286 eran de origen americano”. Entre tanto, la crisis dominaba al cine local desde 1912, cerrando un ciclo inicial lleno de vitalidad. Por mucho tiempo, el esfuerzo se concentró en centros de provincia, creando un cine regional que alcanzó caracteres originales, como en el caso de Humberto Mauro en Minas Gerais”. 8 El ejemplo de Humberto Mauro en el Brasil es similar al de Ferreyra en la argentina o Contrera Torres en México. Los cines de provincia a los cuales hace referencia Mahieu surgen a partir de una conciencia nacionalista que nace en los años ’20 en la literatura y se expande a las artes plásticas, llegando al cine a partir de estas experiencias regionalistas. Mauro entre el final del periodo silente y los comienzos del sonoro realiza “Ganga Bruta” (1933), antes filmó “Na Primera da Vida”(1926) una película que preanuncia la estética del “cinema novo”, principalmente por su precariedad tecnológica. “Límite” (1929) de Mario Peixoto y “San Pablo, Sinfonía de Una Gran Metrópoli” (1929) de Kemeny y Lustig se acercan a las experiencias vanguardistas europeas cerrando de esta manera un ciclo. Con el advenimiento del sonido las productoras se lanzaron a conquistar su público dentro de las fronteras del país, su lengua lusitana los limitaba en cuanto a su participación en el resto del continente a diferencia de la Argentina y México, y comenzaron a explorar temas que desembocaron en las “chanchadas”.


BIBLIOGRAFÍA
Marino, Alfredo. Cine argentino y latinoamericano: una mirada crítica.
, , Argentina: Editorial Nobuko, 2004. 
http://site.ebrary.com/lib/iberoleonsp/Doc?id=10515315&ppg=20
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